19 junio 2005

CURAS A RITMO DE PERALES

Rouco, serio y con pocas palabras, y cientos de sacerdotes acompañaron la protesta.

Muchos niños, muchas banderas españolas y polos de marca, globos, toros de Osborne, pancartas repetidas y obispos poco parlanchines paseando su enfado por la calle de Alcalá. En este marco se desarrolló la protesta que, con la presencia de centenares de sacerdotes, se inició y concluyó a los acordes de la canción de José Luis Perales Que canten los niños y del himno Color de esperanza, con el que Juan Pablo II fue recibido en el 2003 .¡Obispos sed valientes, no estáis solos! Con esta pancarta, aplausos y aclamaciones de "Bravo, bravo", fue recibido el cardenal Rouco 10 minutos antes de la hora de inicio de la marcha. El arzobispo, acompañado de sus tres auxiliares, se situó entre la primera y la segunda pancarta, con aspecto serio y pocas palabras. "El éxito es de los organizadores", se limitó a comentar al dejar la Puerta del Sol, antes de acabar la protesta.

Agua en la lecheAlgunos obispos, como el de Castellón, José Antonio Reig, emplearon las casi dos horas de recorrido en cantar canciones dedicadas a la Virgen y corear en voz baja algunos eslóganes insulsos. "Estoy muy orgulloso de ser hijo de un padre y una madre. Como debe ser", declaró Reig con voz solemne.Unos metros más atrás, el obispo de Burgos, Francisco Gil, le superó con esta perla: "Esto de los matrimonios homosexuales es como echar agua a la leche o meter moneda falsa en circulación". "Es un ataque a la inteligencia y al sentido común", terció a su lado el obispo de Granada, Franciso Martínez, que no dejaba de saludar a paisanos de Valencia.

Abucheo a "radiozapatero""Esto no pasa en ningún país del mundo", insistía el portavoz de la Conferencia Episcopal, Juan Antonio Martínez Camino, a varios corresponsales extranjeros.Los gritos de Zapatero, dimisión eran los que mayor apoyo suscitaban entre la multitud. A pocos metros de la Puerta del Sol, un grupo de exaltados, mayoritariamente compuesto por mujeres, la tomó con la unidad móvil de RNE: "¡Traidores, fuera radiozapatero!", les abuchearon. Entre el sofoco, grupos de chicas ofrecían agua y abanicos y pasaban huchas pidiendo para la causa. A pesar de la ayuda, 13 personas sufrieron lipotimias, según el balance del Samur.

La organización no descuidó la nota humana: tras la primera pancarta colocó estratégicamente a cinco niños y pobló de menores el escenario en el que los oradores fueron desgranando sus diatribas contra los males y la amenaza del matrimonio homosexual. Incluso preparó el número de una pareja de recién casados, que subió al estrado para dar pie a que la multitud prorrumpiera en aplausos y coreara el eslogan de la protesta: La familia sí que importa.Los ya esposos como los quiere la Iglesia, Pablo y Gena, con acento americano, invitaron a rezar por los descarriados. Todo muy pío.

Informacion extraida de: El Periodico

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