30 marzo 2006

LAS RELACIONES SEXUALES CAUSAN EN EUSKADI CASI TODOS LOS NUEVOS CASOS DE VIH ENTRE MUJERES



El consejero de Sanidad y la secretaria del Plan Nacional del Sida destacan en Bilbao que el reto sigue siendo la prevención

Veinticinco años después de irrumpir lo que los medios de comunicación bautizaron como el "cáncer gay", el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) sigue siendo una amenaza. «Unos 40 millones de personas viven hoy en el mundo con el VIH», dijo ayer Lourdes Chamorro, secretaria del Plan Nacional del Sida, durante la presentación en Bilbao del libro "Ahora que te tengo", obra de Fermín Apezteguia, periodista de EL CORREO. A esos 40 millones de infectados y enfermos de sida se sumaron en Euskadi el año pasado 152 personas -frente a 144 de 2004-, informó en el mismo acto el consejero de Sanidad, Gabriel Inclán.

Muchos de los nuevos seropositivos vascos lo son por no tomar precauciones en sus relaciones sexuales. Así entró el VIH en el cuerpo de nueve de cada diez mujeres infectadas, mientras que en 2004 ésa era la vía en el 68% de los contagios femeninos. También se incrementó este tipo de transmisión entre los homosexuales: cuatro de cada diez -uno más que un año antes- contrajeron el virus de ese modo. Los datos, destacó el consejero, revelan «la vulnerabilidad de la mujer en esta vía y que los homosexuales están olvidando que la infección se transmite por las relaciones sexuales».

Del total de nuevos pacientes, el 67,1% son hombres y el 32,9%, mujeres. El colectivo inmigrante acaparó uno de cada cuatro casos, no nació ningún niño infectado y la edad media de los contagiados superó los 35 años, algo que Inclán criticó duramente. «No hay ninguna justificación para no tener conocimiento de cómo se transmite la enfermedad y cómo se puede evitar», sentenció. «Ahora, el reto de la prevención es la transmisión sexual», corroboró Chamorro. Por fortuna, esos enfermos tendrán acceso a las terapias que hace diez años cambiaron el mundo para los pacientes de sida, que pasaron de sufrir una enfermedad mortal a padecer una dolencia crónica. Por lo menos, en Occidente.

Una nueva vida

«Recuerdo 1995 como un año de muchas muertes. Yo misma estuve acompañando a morir a varias personas», rememora María José Fuster en "Ahora que te tengo". Gracias los nuevos fármacos, a los cócteles antirretrovirales, la vida de esta joven enferma valenciana cambió, se matriculó en Psicología y acabó la carrera con media de notable. A miles de kilómetros de España, otro afectado, Joseba Rekalde, vio un amanecer en Assuan en el verano de 2000 y fue entonces consciente de que había ganado su guerra contra el virus. «Recordaré siempre esa mañana, amaneciendo entre las arenas de Egipto junto a tres amigos que me decían: "Joseba, ya estás salvado. Si has podido venir hasta aquí y estás fuerte como los demás haciendo el viaje, es que ya estás listo para tirar adelante"».

«Lejos de ser el final, la llegada en 1996 de los inhibidores de la proteasa colocó a los enfermos de nuevo en la línea de salida», explicó ayer Apezteguia, que ha dado al libro la forma de un reportaje como los que desde 1981 han acercado esta enfermedad a mucha gente. «Con nuestros errores, motivados casi siempre por el desconocimiento que existía al principio de la enfermedad, la Prensa ha desempeñado un papel fundamental en la prevención del VIH al dar a conocer a la opinión pública su existencia, las maneras de evitar su transmisión y, cómo no, la existencia de una sola epidemia, pero de dos mundos que la sufren de forma muy diferente: el nuestro y el de los países en vías de desarrollo», dijo ayer Ángel Arnedo, director de EL CORREO.

El consejero de Sanidad abundó en esa idea. «Los medios han luchado contra el sida de una forma directa», dijo, antes de destacar la «calidad científica» de un libro que «habla de relaciones humanas con un estilo claro, diría que cinematográfico». Lourdes Chamorro destacó cómo la obra refleja «con claridad, con cercanía y de una forma humana», lo que hacen todos los profesionales implicados en la lucha contra el sida. «Se trata de un magnífico trabajo», apostilló Teresa Campos, de la Fundación Wellcome España.

Información extraida de: El Correo Digital

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