17 mayo 2006

BATALLA ABIERTA EN ITALIA ENTRE EL VATICANO Y EL CENTRO IZQUIERDA POR LA REGULARIZACIÓN




Batalla abierta en italia entre el vaticano y el centro izquierda por la regularización de las parejas de facto.


La guerra ya dio inicio en Italia. El intercambio de fuego entre el Vaticano y el nuevo gobierno de centro izquierda en formación es más que una simple escaramuza. Tiene el aspecto de una verdadera batalla. Basta con echarle un vistazo a la polémica y a las declaraciones de los últimos días, las que incluyen al Papa Benedicto XVI en persona y en forma reiterativa.

El motivo del conflicto es el proyecto de dar figura jurídica a las parejas de facto, es decir, a ese enorme y creciente sector de la población que convive sin casarse.

Nos referimos a las parejas heterosexuales. Ya que por el momento el proyecto legislativo no incluye a las parejas del mismo sexo, como ya ocurrió en España y en otros muchos países de Europa.

A este respecto la diputada del Partido Refundación Comunista -el que forma parte de la coalición de centro izquierda que destronó del poder a Silvio Berlusconi en las recientes elecciones- Titti De Simone ha dicho que "un país civilizado no puede soportar las discriminaciones culturales y jurídicas".

De Simone admite que en el programa del centro izquierda existe la promesa de aprobar una ley sobre las uniones civiles que deberá dar respuestas concretas a las necesidades de las parejas de facto, eliminando las discriminaciones existentes.

"Queremos una ley que reconozca públicamente la igualdad de derechos, fiscales, patrimoniales y sanitarios. Porque no hay una razón por la cual dos personas que conviven desde hace años no deban tener todos los derechos que tienen aquellos que pertenecen a las familias".

La diputada dice que su partido se refiere a las uniones civiles, las que son un reconocimiento jurídico distinto del matrimonio. También aclara que por el momento no está planeada en el programa del centro izquierda la legalización de los matrimonios entre personas homosexuales, aún cuando muchos diputados de su partido son favorables a que se legisle en dicho sentido. El senador Antonio Di Pietro, líder del partido Italia de los Valores (y figura destacada de la guerra a la corrupción en décadas pasadas) que forma parte de la coalición de centro izquierda, dice lamentar "que la Iglesia persista en la intromisión en las cuestiones de Estado, cuando hay una ley, el Concordato, firmado entre las dos partes, que afirma que así no debe ser".

Di Pietro, quien se autodefine "católico y creyente y con el respeto más profundo hacia la Iglesia", admite que "en la sociedad (italiana) existe otra realidad que el Estado tiene el deber de afrontar".

Según el senador, "el Estado tiene el deber de garantizar el derecho de todos los ciudadanos, también de aquéllos que toman decisiones personales distintas. Seguir dividiendo el mundo entre buenos y malos e insistir en afirmar que los malos son las personas que deciden vivir juntas fuera del matrimonio o que aman a una persona del mismo sexo es discriminación social".

Di Pietro asegura que es hipócrita afirmar que no comete pecado quien vive en matrimonio. "Que el Papa indique el mejor camino que él considere a los creyentes y a los católicos, pero no puede pretender que sus palabras se conviertan en leyes de nuestro Estado", concluye.

Marco Rizzo, europarlamentario del centro izquierda acusa al Vaticano de intervenir en la vida pública cada vez más: "La injerencia de las jerarquías eclesiásticas en la vida pública italiana es cada vez más frecuente". Y exhorta a Romano Prodi, líder del centro izquierda a tener valor de llevar a cabo las reformas que el consenso electoral obtenido en las recientes elecciones generales le permita (el que es muy exiguo, ya que la victoria fue gracias a un puñado de votos, unos 25 mil).

No menos beligerante se muestra Daniele Capezzone, secretario del Partido Radical italiano, quien acusa al Papa de estar "trabajando en un programa de gobierno y en una agenda político-parlamentaria, estableciendo lo que se puede hacer y lo que no se puede hacer en esta legislatura. Es un enésimo acto de injerencia de parte de un Jefe de Estado extranjero (el Vaticano, recuérdese, es un Estado soberano) que trata a la República Italiana como el patio trasero de su casa".

En un tono más conciliador Lanfranco Turci, diputado del centro izquierda, explica que "no es cierto que se vayan a otorgar los mismos derechos del matrimonio" a las uniones de facto.

Tampoco, añade Turci, se quieren limitar los derechos de las familias o de los matrimonios, sino sólo reconocer las relaciones de amor de las parejas de facto, hoy muy difundidas en Italia, que piden estabilidad. Es un error contraponer las uniones civiles y los matrimonios. No se entiende por qué la tutela jurídica de las parejas de facto debería quitar derechos a las familias tradicionales", asegura.

Según Turci es necesario que los políticos y los legisladores italianos católicos presentes en el centro izquierda tomen una decisión precisa. "No deben confundir la fe y la adhesión a la doctrina católica con su propia responsabilidad de legisladores".

Para el presidente de la organización italiana Arcigay, Sergio Lo Giudice, las recientes palabras del Papa -quien en dos ocasiones durante la semana pasada criticó a las parejas de facto y los matrimonios gay calificándolos de "amor débil"- "no tienen respeto ni amor por el amor de los otros".

Según Lo Giudice el "Papa Ratzinger pide a los legisladores católicos renunciar al carácter laico de su función y actuar de forma contraria a la misma Constitución de la República Italiana. La crítica del Pontífice a la cultura moderna de los derechos imita los anatemas del Papa Pío IX contra la democracia y el liberalismo".

El líder gay acusa también a las "jerarquías católicas de ser históricamente responsables de la opresión" que han padecido los homosexuales y pidió "al parlamento italiano que rehuya de las tentaciones fundamentalistas que alejarían a Italia de Europa".

Cabe recordar que la primera vez que el Papa Benedicto XVI hizo declaraciones sobre las parejas de facto fue pocos días después de haber sido elegido sucesor de Pedro. El 7 de junio del año pasado en la Basílica romana de San Giovanni in Laterano (San Juan de Letrán), el Pontífice dio a conocer su "manifiesto sobre la familia". En ese entonces aseguró que las parejas de facto (o convivencias), heterosexuales u homosexuales eran formas "disolución del matrimonio". Con tonos fuertes dijo que las "uniones libres" entre hombre y mujer así como los "pseudos matrimonios entre homosexuales" eran expresión "de libertad anárquica que se hace ver de forma equivocada como verdadera liberalización del hombre, pero que en realidad no son más que formas de envilecer el amor humano y suprimir la auténtica capacidad de amar de nuestro tiempo".

Por último cabe recordar (como ya señalamos) que el Papa tocó en dos ocasiones el tema la semana pasada, lo que demuestra la gran preocupación del Pontífice y el Vaticano sobre ésta cuestión, la que está en el primer lugar en la agenda pontificia.

El Papa dijo que poco a poco se están acreditando en Europa soluciones jurídicas para las llamadas uniones de facto: "Uniones que si bien rechazan las obligaciones del matrimonio, pretenden gozar de derechos equivalentes". A veces, añadió el Pontífice, quieren "inclusive llegar a una nueva definición del matrimonio para legalizar las uniones gay atribuyendo a éstas también el derecho de la adopción de hijos".

Tales posibilidades las rechazó tajamente el Papa quien mantiene con España un conflicto abierto por la legalización de los matrimonios del mismo sexo. De hecho, del 3 al 9 de julio próximos tendrá lugar en la ciudad española de Valencia el Quinto Encuentro Mundial de las familias, al que acudirá, precisamente, el Papa Benedicto XVI. Sin embargo, diversos diputados de la oposición de centro derecha si bien han amenazado con que no será aprobada ningún tipo de normativa a favor de las parejas del mismo sexo, hay quienes muestran apertura a legislar sobre las convivencias o parejas de facto. "No existe en el parlamento, ni en el senado y ni siquiera en la cámara de diputados una mayoría suficiente para legislar sobre la materia como ya se hizo en Francia y equiparar a las uniones homosexuales con la familia fundada sobre el matrimonio", afirma Francesco Giro, diputado del partido de derecha Forza Italia.

Pero si el "objetivo es más simple y se pretende extender también a las parejas de facto los derechos singulares y patrimoniales todavía negados, entonces se pueden promover soluciones jurídicas que no pongan en riesgo el papel y la función social de la familia tradicional", aclaró.

Más duras fueron las declaraciones del Maurizio Gasparri, diputado del centro derechista Aleanza Nazionale, quien dijo que "el gobierno de izquierda que está por nacer representa un peligro para los valores fundamentales de nuestra comunidad nacional".

Así las cosas, la batalla ha dado inicio en Italia y parece que el intercambio de fuego se hará más denso.

Información extraida de: La Crisis

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