26 septiembre 2006

MEXICO. ARZOBISPO DE PUEBLA, CÓMPLICE DEL PEDERASTA



El arzobispo de Puebla, Rosendo Huesca Pacheco, autorizó en 2001 que Carlos Nicolás Aguilar Rivera, prófugo de la justicia estadounidense desde tres años atrás, por haber abusado sexualmente de 26 menores en los Angeles, California, continuara ejerciendo su ministerio sacerdotal en ese estado, según consta en un oficio de la secretaría de Comercio y Gobierno del Arzobispado poblano, en poder de este diario.

Dos meses antes de la aprobación del jerarca, el sacerdote había obtenido además, un amparo contra las acusaciones de 60 infantes del poblado de San Vicente Ferrer, cuyas familias lo denunciaron también por la misma causa, en la ciudad mexicana de Tehuacán. Poco después, un juez revocó esa suspensión y al año siguiente se le decretó el auto de formal prisión por corrupción de menores.


En el oficio del Arzobispado de Puebla, número de registro 274-01.G, el entonces vicario de la curia, el padre Alfonso Mejorada, le notificó al presbítero Aguilar Rivera que el arzobispo Huesca le aprobó, a partir del 2 de abril de 2001, su petición de ser sacerdote auxiliar de Gilberto Nájera Nájera, párroco de Santa Clara Huitziltepec, durante dos meses, con posibilidad de renovar el permiso.
Cuanto esto ocurrió, Carlos Nicolás ya había enfrentado a la justicia del Distrito Federal. En 1990 y 1994, las familias de dos menores de la capital del país lo denunciaron por ataque sexual, pero sus demandas no prosperaron. La segunda corresponde a Joaquín Aguilar, el joven que a sus 25 años denunció el pasado martes a los cardenales Norberto Rivera Carrera y Roger Mahony, por "conspiración a la pederastia", específicamente protección a ese sacerdote, en la Corte Superior de California.

Anónimamente, vía telefónica, se informó que el oficio, con número de registro 274-01.G del Arzobispado de Puebla se entregó a La Jornada para rechazar las versiones que desde hace más de un año manejan algunos medios de comunicación, respecto a que Nájera Nájera, amigo de la infancia del inculpado, lo protegió en 1988, cuando Aguilar Rivera escapó de la justicia estadounidense para no ser aprehendido.
A continuación el texto íntegro del documento, dirigido al presunto pederasta, en donde se lee "Permiso de ejercer el ministerio en Huitziltepec".

"Señor presbítero Don Nicolás Aguilar Rivera, presente:
El señor arzobispo de Puebla Dr. Don Rosendo Huesca Pacheco, mi muy digno prelado, en el acuerdo de este día, conforme a la petición que usted le hace, ha tenido a bien concederle ejercer el ministerio sacerdotal en la Parroquia de Santa Clara Huitziltepec, ayudando al párroco Sr. Cura Dn. Gilberto Nájera Nájera, durante dos meses a partir de la fecha del presente documento, renovables a petición expresa hecha por escrito".

"Lo que comunico a Usted para su conocimiento y fines consiguientes. Dios Nuestro Señor guarde a Usted por muchos años. Puebla, Pue., 2 de abril de 2001. Firma, Alfonso Mejorada, canciller".

No se especifican los motivos por los cuales Nicolás Aguilar hizo la petición, aunque la persona que envió el texto a este diario específico que lo hizo aduciendo "motivos de salud".

El jueves pasado, el obispo de Tehuacán, Rodrigo Aguilar, confirmó que el presunto pederasta continúa adscrito a la diócesis bajo su cargo, porque no existe en sus archivos ningún documento que confirme que haya sido suspendido de su ministerio sacerdotal.

Lo anterior, pese a que el hoy cardenal Norberto Rivera Carrera, cuando fungió como encargado de esa diócesis, sabía que el presbítero realizaba prácticas homosexuales, algo muy condenado por la institución. Además de que el arzobispo de Los Angeles, Roger Mahony, ya le había notificado que en Estados Unidos el sacerdote era buscado por la policía, por la violación de los 26 menores, después de que el entonces obispo mexicano le autorizó viajar a esa ciudad, supuestamente por motivos relacionados con su salud.

Hay que recordar que en 1986, cuando el presbítero inculpado tenía a su cargo la Iglesia de Cuacnopalan, Puebla, recibió una fuerte golpiza que lo dejo malherido, al participar en una orgía sexual con jóvenes residentes de otros lugares, y que anteriormente "según registros periodísticos" ya se le habían imputado la violación del hijo de una maestra del poblado, que a su vez conocía a una persona muy allegada al arzobispo de Puebla, Rosendo Huesca. Este último supuestamente le exigió al entonces obispo Rivera Carrera, sacar del lugar al religioso. Según la Arquidiócesis de México, Carlos Nicolás solicitó permiso al prelado para viajar a Los Angeles. Allí se le permitió continuar como sacerdote en dos parroquias y el 7 de mayo de 1988 se presentó la demanda penal en su contra, sustentada en 19 cargos por los ataques sexuales a los menores.

Huyó a México y apareció después como párroco de San Antonio de Las Huertas, en el Distrito Federal. En esa iglesia abusó sexualmente de Alfonso Sánchez, en 1990, y cuatro años más tarde de Joaquín Aguilar. Tiempo después, el padre Nicolás reapareció en Tehuacán. El 27 de noviembre de 1997, cuatro menores, junto con sus padres y familiares acudieron a la agencia del Ministerio Público de esa ciudad, para también denunciar al religioso como responsable de abusos sexuales en su contra, como parte de un grupo de 60 infantes, cuyas edades fluctuaban entre los once y 13 años. Se inició la averiguación previa.

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