06 marzo 2007

DE HOMOSEXUALES Y TRANSEXUALES



La actividad de esta semana pasada ha sido frenética para las personas LGTB (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales). El martes sale nuevamente a votación la Ley de modificación del Código Civil para la inclusión del matrimonio entre personas del mismo sexo. Ha sido por iniciativa del Foro de la Familia, que presentó un millón y medio de firmas para que se prohíban estos matrimonios. Al día siguiente, el colectivo COGAM en colaboración con la Universidad Complutense de Madrid presenta un estudio titulado "Adolescencia y Minorías Sexuales. Voces desde la exclusión" mostrando los numerosos problemas de exclusión social que sufren los adolescentes LGTB y reclamando la necesidad de mayor formación para el profesorado así como una correcta educación en valores y en la diversidad sexual. Inmediatamente al día después, la Conferencia Episcopal pide que no se eduque contra la homofobia en las escuelas, demandando la objeción de conciencia frente a la educación en respeto a la diversidad sexual. Por último, el viernes es aprobada en el Congreso definitivamente la Ley de Identidad de Género, en cuya votación el PP, tras votar a favor de esta Ley en el Senado, inexplicablemente cambia su criterio y vota en contra.

En primer lugar, hay que entender de dónde salen esas firmas y quién forma el Foro de la Familia. Recuerdo una entrevista junto con su vicepresidente por aquel entonces, Benigno Blanco, que yo le pregunté qué tipos de familias formaban las asociaciones de ese Foro, y me contestó que por supuesto familias formadas por hombre y mujer. Además, indagando en esas asociaciones, comprobé que más del 90% son entidades católicas, algunas de lo más "católicas". Sin mucho más esfuerzo, pude deducir cuál es el único modelo de familia válido para esta gente: heterosexual y católica. Así, una entidad que se hace llamar representante de la familia española, excluye no solo a las familias homoparentales, sino también las monoparentales (formadas por una madre o un padre y su/s hijo/s), abuelos y nietos, parejas de hecho, inseminación artificial, e incluso a las familias no católicas en muchos casos. Yo pienso que así representarán a sus propias familias, pero difícilmente a la "familia española". Sobre la recogida de firmas, con la infraestructura que tiene la Iglesia Católica en España y su capacidad de hacer proselitismo, ese millón y medio me parecen muy pocos, poquísimo. Si comparamos esas cifras con el registro de católicos bautizados que utilizan a la hora de pedir dinero al Gobierno, probablemente nos daríamos cuenta del potencial real con que cuentan hoy en día los obispos. En números gordos, menos de un 10% de los católicos registrados han apoyado esa campaña en contra del matrimonio homosexual. ¿Por qué existe entonces esa idea machacante de demonizar a las personas LGTB? ¿Con qué censo jugamos esta vez? La iglesia Católica, representada por su jerarquía, está queriendo someter a toda una sociedad a sus ideas del pasado, sean católicos o no, y no se ubica en la realidad actual que está viviendo. Frente a estas ideas, surge la defensa de las minorías (inmigrantes, mujer, homosexuales, discapacidad?), que intenta ser el valor de una sociedad de futuro. Ese futuro no es asumible por una Iglesia que no cree en él.

Poniendo una reflexión más personal como cristiano, no entiendo esta postura intransigente sin el más mínimo diálogo y empatía, alejada del Evangelio de Jesús, donde la jerarquía católica no asume su servicio a la comunidad y sin embargo sí quiere ejercer su dominio sobre los laicos. En ese sentido, solo veo salida desde la actitud responsable de los laicos en sus comunidades asumiendo el protagonismo arrebatado por los que se hacen llamar "doctores de la Ley" y creerse verdaderamente que el Espíritu sopla por todos lados, al ejemplo de Jesús de Nazaret. De otra forma, la Iglesia estará vendida.

Ahora me gustaría analizar la postura del Partido Popular. Desde la segunda legislatura del Gobierno Aznar, estoy viendo un partido cada vez más preso de sus propias actuaciones. Recuerdo momentos anteriores al cambio de gobierno, en los que Llamazares fue llamado "maricón" por un diputado del PP a gritos en el mismo Congreso de los Diputados (además electo por la provincia de Alicante) mientras hacía una defensa de los derechos de las personas LGTB en 2003. También recuerdo por aquellas fechas a Zaplana llamar "folclore" cuando 3 parejas homosexuales quisieron inscribirse en el Registro Civil. Aquellos fueron los famosos momentos de las peras y las manzanas de Ana Botella. Durante ese tiempo el Partido Popular nunca quiso saber nada de los colectivos LGTB y se negó a aprobar ninguna Ley, es más, retiró varias subvenciones, sobre todo en la Comunidad de Madrid. Con el cambio de Gobierno, en el momento que el Congreso iba a aprobar la actual Ley, el PP sin previo aviso ni negociación hizo una propuesta de Ley sobre Uniones Civiles en la que no se recogía la palabra "matrimonio" ni la adopción. Por supuesto fue rechazada porque se iba a aprobar la actual Ley. Entonces se alzaron algunos alcaldes y concejales, entre ellos Alperi, defensores de las tradiciones y manifestando que no iban a celebrar "bodas gays" (también hubo alguno del PSOE). Ayudados por las manifestaciones catastrofistas de la jerarquía católica, parecía que el mundo se iba a acabar en dos días. El PP apoyó así la manifestación convocada por el Foro de la Familia el 18 de junio de 2004 e incluso presentó un recurso ante el Tribunal Constitucional para intentar revocar la Ley, el cuál todavía está en trámite. Todo iba a ser un caos. Pero desde entonces hasta hoy ya no se ha oído mucho. Es más, militantes y cargos políticos del PP se están casando, y alcaldes y concejales del PP están ejerciendo en "bodas gays". ¿Por qué esa incoherencia política? ¿Dónde estaban esos militantes del PP durante ese tiempo tormentoso? ¿O es que estaban sometidos por la disciplina de partido y nadie se atrevía a discrepar? Con las dos votaciones realizadas esta semana, se ve claramente que el Partido Popular no es un partido con criterio, sino que funciona a impulsos, o lo que es peor, a golpe de voz. También demuestra así que es un partido esclavo de sus propios fantasmas, que están ocultos, pero están. Estos le otorgan poder pero a la vez le restan toda credibilidad cuando tiene que defender lo indefendible, buscando argumentos que ni ellos mismos se creen. Es evidente que tras la votación favorable en el Senado de la Ley de Identidad de Género, "alguien" ha dictado orden de que eso no puede ser así (mejor no haber escuchado al portavoz del Congreso del PP defendiendo su voto negativo). Personalmente no puedo entender una política basada en el derribo del adversario, aunque sea a costa de los derechos de las personas. Se basa en la destrucción, en lugar de construir para la sociedad que les ha votado. Esa política que funciona "a dedo", que no es capaz de generar confianza, que tiene razonamientos que más que razonamientos son un insulto a la inteligencia, y que no pone los medios que dispone al servicio de los ciudadanos, no es una política coherente ni traerá buenos resultados al país. Todo lo contrario, funciona desde la división y el enfrentamiento, confundiendo a la sociedad con frases más o menos pegadizas pero que no son ciertas, o son verdades a medias. En ese contexto, es difícil enfrentarse a alguien cuya única finalidad sea insultarte y desmerecerte ante el resto, cuyos argumentos están basados en el odio y la homofobia, y que no quiere escuchar a nadie. Como cristiano, no veo reflejado el Evangelio en estas actitudes. Me cuesta descubrir a un Jesús esperanzador donde solo veo enfrentamiento, y dialogar con quien no quiere pues es imposible. De esta forma me interrogó ¿cuál debe mi ser mi actitud? Y la única esperanza que me queda es la paciencia para que esto cambie.

A pesar de haber llamado ya mil veces, yo les aseguro que seguiré tocando puertas con toda la paciencia del mundo, pero también les aseguro que no me voy a morder la lengua. Por suerte, esta semana hemos tenido un gobierno de otro color, pero imagínense qué hubiera pasado si no hubiera sido así. Señoras, señores, dentro de dos semanas me caso, y no puedo ni siquiera imaginármelo.

Alicante, 2 de marzo de 2007

Juan Antonio Férriz Papí
Coordinador de Comunicación Asociación DecideT

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