26 marzo 2008

Sotanas pecadoras

-Un caso de pederastia en la Iglesia polaca muestra cierta complicidad de la jerarquía y de los sectores más conservadores de la sociedad.

 
Polonia, el país más católico de Europa, asiste con estupor a un nuevo escándalo de pederastia en la Iglesia. El acusador es un fraile dominico, Marcin Mogielski; el acusado, el padre Andrzej, un cura responsable de un centro de asistencia para menores de familias desestructuradas en Szczecin, en el noroeste de Polonia. La jerarquía eclesiástica, y los sectores más conservadores de la sociedad, se han puesto de parte del acusado.

 
Según la denuncia, aireada por el diario ‘Gazeta Wyborcza’, el padre Andrzej se aprovechó de su situación para abusar sexualmente de cuatro menores entre 1992 y 1995, y una de las presuntas víctimas es el dominico Mogielski. Al parecer, los profesores de los menores avisaron al obispo de Szczecin, Stanislaw Stefan, de lo que sucedía en el centro, pero el prelado hizo la vista gorda y protegió al acusado. El obispo y el acusado sostienen que no hubo abusos, pero la Fiscalía ha abierto una investigación para aclarar el asunto.

 
No es la primera vez que la Iglesia católica polaca se ve salpicada por casos de abusos sexuales contra menores. El Jueves Santo de 2002, el Vaticano obligó al arzobispo de Poznan (este de Polonia), Juliusz Paetz, a dimitir, porque estaba acusado de abusar sexualmente de jóvenes seminaristas. El escándalo conmocionó a los polacos porque fue desvelado por un diario, pero otros casos similares han sido silenciados por la jerarquía eclesiástica.

 
Frente a la conducta intachable de muchos sacerdotes, planea la sospecha de que los delincuentes sexuales suelen estar protegidos por algunos obispos y arzobispos y cuentan con el apoyo de sectores muy conservadores de la sociedad polaca. Estos sectores sociales niegan los hechos o los atribuyen a campañas de desprestigio contra la Iglesia de la izquierda postcomunista, los judíos y ciertos medios de comunicación.

 
Buena salud del conservadurismo
El ultraconservadurismo sigue gozando de buena salud en Polonia, y cualquier intento de romper con las tradiciones religiosas y sociales es visto por muchos polacos como una afrenta a sus valores esenciales. “El catolicismo, las tradiciones y el patriotismo son nuestros principales pilares”, asegura la socióloga Agnieszka Dobrzynska.

 
País maltratado por la historia, invadido por varios imperios durante siglos y olvidado por las democracias occidentales hasta 1989, Polonia tiene un alma moderna y europeísta, pero otra profundamente reaccionaria. Las encuestas y estudios sociológicos de diversos organismos polacos y europeos apuntan en esta dirección.
La Polonia conservadora corresponde a las zonas rurales más desfavorecidas y a las ciudades pequeñas y medianas, y las personas mayores y con poca instrucción son sus principales protagonistas. Desconfían de la modernidad, ven en los alemanes y los rusos enemigos irreconciliables, detestan a los judíos y recelan de los extranjeros y no admiten la menor crítica a la Iglesia católica.

 
“La inmensa mayoría de los polacos son conservadores y antisemitas”, afirma el director de la edición polaca de ‘Le Monde Diplomatique’, Stefan Zgliczynski. Michal Kozkowski, profesor de Historia de la Filosofía en la Universidad de Varsovia y director de la revista ‘Bez Dogmatu’, matiza la afirmación del periodista y se declara optimista sobre el futuro de Polonia, porque “es un país dinámico y en plena transformación social, donde mucha gente, sobre todo mujeres y jóvenes, han dejado atrás el pasado”.

 
Los datos parecen darle la razón a Kozkowski: Polonia es el país menos natalista de Europa, a pesar de los llamamientos de la Iglesia a procrear y multiplicarse. El 50 por ciento de los polacos no va a misa los domingos, según datos del Episcopado polaco, y el divorcio y el aborto son una práctica tan común como en el resto de la UE.

 
Los intentos de Kaczynski
Hubo un intento por parte del anterior Gobierno conservador de Jaroslaw Kaczynski de limitar el derecho al divorcio y al aborto, pero las presiones de Bruselas y el cambio político tras las pasadas legislativas –que dio la victoria al liberal Donald Tusk- lo evitó.


El anterior gabinete conservador también impulsó una ofensiva contra los homosexuales que avergonzó a Europa, se enfrentó a Bruselas y Berlín y defendió solapadamente el restablecimiento de la pena de muerte. Todos estos intentos por frenar el impulso de Polonia hacia la plena modernidad no han prosperado, porque “una mayoría de polacos, incluso los que somos católicos y practicantes, como es mi caso, queremos que nuestro país esté en Europa y comparta sus valores democráticos”, señala el joven empresario Andrzej Wróbel.

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Radio María, la emisora antisemita de Polonia 

En Polonia existen medios de comunicación conservadores que se guían por el ultranacionalismo, el antisemitismo y los valores católicos anteriores al Concilio Vaticano II. A la cabeza del bastión mediático reaccionario se sitúa Radio María, una emisora fundada en 1991 en Torum por el padre redentorista Tadeusz Rydzyk.
Este sacerdote extremista, que ha sido llamado al orden por el Vaticano, ha construido un imperio mediático que incluye, además de la emisora, el diario ‘Nasz Dziennik’, que vende 250.000 ejemplares, una televisión y una escuela de periodismo.

 
Radio María es el buque insignia del grupo. Entre misas, plegarias, música sacra e información sesgada, sus micrófonos transmiten odio hacia todo lo que no cuadre con su visión del mundo: el ateísmo, la laicidad, la democracia, la UE, Alemania, Rusia, los masones, la izquierda, los judíos, los homosexuales…


Según el padre Rydzyk, los niños no deberían mirar dibujos animados en televisión, porque son “devastadores para sus mentes” ya que “héroes como el Pato Donald están impulsados por Satanás”. Algunos colaboradores de la emisora han llegado a afirmar que los judíos y los homosexuales “humillan a Polonia”.

 
Radio María cuenta con una audiencia de cuatro millones de oyentes. En general, son personas que tienen más de 60 años, sobre todo mujeres que viven en el campo o en ciudades pequeñas y con un nivel de instrucción bajo. El 74 por ciento vota al conservador Partido Ley y Justicia (PIS) de Jaroslaw Kaczynski.

 
La emisora divide a los obispos polacos, a los cuales el Vaticano les ha pedido “firmeza” frente a los delirios del padre Rydzyk. El arzobispo de Cracovia, el liberal Stanislaw Dziwisz, mandó una carta al episcopado en la que califica de “intolerable la agresividad, el antisemitismo y el sectarismo” de Radio María. Otros obispos no ocultan su simpatía hacia la emisora.

Colpisa

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